David Ayer se aleja de su zona de confort (entiéndase películas de corrupción policial) y nos presenta un film bélico, el cual nos transporta a la brutalidad de la guerra, a ese periodo que las nuevas generaciones quizás no les interese recordar. Ayer, quien pasó su adolescencia en Los Angeles, se decidió a contarnos una historia que no está basada en hechos comprobados pero que pudieron haber sucedido. Creo que no volveremos a ver otro film de la segunda guerra mundial, ya que con esta premisa podemos decir que se ha contado todo lo sucedido hace más de 70 años.
La película presenta un cast fenomenal tenemos a Brad Pitt, Logan Lermahn, Michael Peña entre otros, quienes aportan a que nos metamos en la piel de Warddady, Gordo, Bible, CoonAss y el novato Ellison. Debemos recalcar que la violencia y brutalidad de las escenas de combate están muy bien realizadas, tanto así que se percibe el olor a muerte y desesperación en cada uno de los actores. La película funciona, algunos la compararán con Saving Private Ryan, pero son completamente distintas; en Fury todos están enlodados, lo claustrofóbico del Sherman fomenta a que veamos la guerra desde otro punto de vista y queramos salir de ese ataúd lo más pronto posible.
El mérito de Ayer es el brindarnos una vez más su visión de la guerra, con escenas realmente violentas, para así golpearnos al rostro y que no se nos ocurra olvidar: “que la guerra nunca termina tranquilamente.”
