NOAH

El año del diluvio

Noah-Movie

Hacía ya algún tiempo que Hollywood no giraba su cabeza a esa fuente literaria inagotable llamada Biblia, una serie de escritos que a lo largo de los años tantas y tantas obras cinéfilas nos ha brindado (Los Diez mandamientos; Sansón y Dalila; Barrabás…). Ha tenido que ser el siempre interesante cineasta newyorkino Darren Aranofsky quien, después de haber arrasado entre público y crítica con su excelente última producción, El Cisne negro, se haya atrevido a plasmar en imágenes uno de los episodios más conocidos, y a priori uno de los más difíciles de adaptar de los textos sagrados. Se trata de la historia de Noé y su Arca, una historia que por archiconocida por católicos y no católico nos ahorraremos explicar con detalle, aunque si sea necesario hacer constar que el director se toma a lo largo del desarrollo de la trama las suficientes licencias para que su versión difiera sobremanera de la, digamos, oficial. Como era de esperar, esas “pequeñas” alteraciones argumentales han logrado soliviantar tanto a la facción musulmana, que ya se ha apresurado a anunciar que la película no se va a estrenar en un buen puñado de países árabes, como a la cristiana, que no comulga con las libertades creativas asumidas por el realizador.

Caín colándose en el Arca para desbaratar en lo posible los planes de Noé y garantizar así una lucha final titánica; la aparición de nuevos personajes que no se citan en la Biblia (como ocurre con el de la chica que rescatan y que con su presencia cambia el rumbo de los acontecimientos; una mezcla un tanto “sui generis” entre preceptos darwinistas y creacionistas…y otras veleidades que aquí no contaremos pero que han sido suficientes para obligar a la productora a retocar hasta en seis ocasiones el montaje final (aunque ante lo insatisfactorio del resultado, acabaron por volver a la primera versión propuesta por Aranofsky, que es la que a la postre nos llega estos días.

Dos horas y pico de metraje divididas en dos segmentos bien diferenciados: una primera en la que Noé recibe el encargo divino de construir el Arca para así salvaguardar el futuro de la especie animal del diluvio universal (sin duda, los momentos más fastuosos y sensacionales los podemos apreciar en estos primeros pasajes del film), y una segunda parte, aquélla que podríamos considerar más intimista, en la que se opta por ir encadenando algunas situaciones dramáticas extremas que hubieran hecho las delicias del mismísimo William Shakespeare. Russel Crowe dando vida al patriarca Noé; Jennifer Connelly en el rol de su sufrida esposa; Emma Watson dando vida a Ila, hija adoptiva del protagonista, y Anthony Hopkins como Matusalén (no entraremos en chistes socorridos) conforman un elenco actoral de campanillas al servicio de unos estupendos y hasta acongojantes efectos especiales, tan del gusto de un director que ya deslumbrara hace unos años en la incomprendida y recomendable La fuente de la vida.

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