Irreverente comedia que entretiene y escandaliza a un público acostumbrado a comedias ligeras

Hay muchos tipos de comedia en el cine, pero las que tienen una censura para mayores de 18 años inclusive suelen tener sus límites y muy de vez en cuando alguien da la cara con una de estas películas que pueden ser llamadas desde políticamente incorrectas hasta vulgares, y en esta ocasión es Seth MacFarlane quien con su primera película en acción real logra una de esas comedias para quedarse sin aire de tanto reír.

McFarlane, quien se hizo conocido con Family Guy y todos los programas que se derivaron del mismo, no solo se encarga de la dirección sino que es el guionista de esta disparatada historia cuya extraña y acertada introducción tipo “Disney” presenta a John Bennett, un niño al que se le cumple su deseo provocando que Ted, su oso de peluche cobre vida y se transforme en su inseparable compañero. Y así, sin entrar en más detalles este adorable oso, cuya voz es provista también por MacFarlane, empieza a pasearse ante las cámaras como si se tratara de cualquier otra persona, y lo que es más importante, en pocos minutos nos venden por completo el fuerte lazo que lo une a su dueño.

Es hasta aquí que los que entraron a la sala esperando otro tipo de películas empiezan a espantarse, ya que al pasar los años y ver a este oso sentado junto a Mark Wahlberg fumando marihuana es donde se evidencia el verdadero rumbo de esta historia, ya que Ted empieza a maldecir a cada segundo, sin mencionar todo el alcohol, drogas y sexo que se menciona y se practica. A pesar del grueso calibre del humor manejado este es realmente divertido en gran parte por su irreverencia, pero sobretodo por el simple hecho de que un oso de peluche, el cual parece una versión mejorada de Stewie, es el responsable de todas estas situaciones inapropiadas.

No se requiere de mucho tiempo para que Ted no sea visto como el objeto que es, sino que se transforma en un personaje con mucha vida, el cual no solamente es producto de buenos efectos visuales y una adecuada voz, sino que mucho crédito se lo merece el mencionado protagonista y Mila Kunis, quienes hacen que resulte convincente la existencia de este oso, en especial por la actuación de Wahlberg quien logra una divertida química con este oso, el cual más allá de ser su amigo representa ese “lado infantil” de todo hombre adulto, el cual lo mete en problemas cuando su novia  insiste en dar el siguiente paso en su relación después de estar cuatro años juntos.

En medio de todo el contenido sexual (intencionalmente mencionado otra vez ya que hay bastante) y de los problemas por lo que atraviesa este trío resulta totalmente entretenido el notorio homenaje que el director le rinde a los años ochenta, en donde no solo se muestran varios elementos icónicos de esta década sino que hace su entrada triunfal Sam Jones con un cameo para el recuerdo ya que este se roba cada segundo en el que aparece, y quien a su vez no tiene problema en seguir el paso a las locuras de los protagonistas.

De manera general esta historia tiene sus momentos predecibles y por momentos se siente como si le hubieran sobrado algunos minutos, pero son muchísimas más las carcajadas que logra arrancar esta película política y moralmente incorrecta, que a su vez sorpresivamente logra tener mucho corazón. Este no será el aspecto más relevante, pero es un punto más para esta irreverente comedia, que a pesar de su crudo humor, termina siendo una sincera historia sobre la amistad y las relaciones, con la que MacFarlane demuestra que está listo entretener y escandalizar a un público acostumbrado a comedias ligeras.