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Rock of Ages

Un flojo tributo musical al rock de los ochenta para la generación Glee

Cada año vemos como un par de musicales de Broadway realizan el salto a la pantalla grande, y aunque unos tienen mejor resultados que otros, por lo general estos suelen apelar a un público reducido, pero de vez en cuando aparece alguno buscando ampliar su audiencia, y ese es el caso de ‘Rock of Ages’, un musical a ritmo de rock que se esfuerza por entretener a pesar de lo extremadamente cursi que resulta su el romance de sus protagonistas.

Como salidos de la canción ‘Don´t stop believing’ de Journey la historia nos presenta a una chica de un pequeño pueblo quien conoce a un chico citadino en el Sunset Strip mientras persiguen sus sueños de convertirse algún día en estrellas…y así mientras estos se embarcan en la aventura de sus vidas empiezan a sonar algunas icónicas canciones de la década de los ochenta que ayudan a contar y expresar las emociones de los personajes los cuales.

Mientras la historia se desarrolla empiezan a aparecer una serie de cortos videoclips que llegan cargados de energía y hasta con las letras de las canciones en pantalla para animar a la audiencia a que cante también, y de una u otra forma les funciona, pero este musical se centra más en el romance que en sus canciones, las cuales terminan siendo un accesorio más en lugar de ser el corazón de esta película dirigida por Adam Shankman, responsable de ‘’The Wedding Planner’, ‘Hairspray’, ‘Bedtime Stories’ y algunos episodios de ‘Glee’.

Al no tener claro esto el musical pierde un poco su efectividad entre cada canción ya el romance entre los protagonistas interpretados por Julianne Hough (‘Burlesque’, ‘Footloose’) y el principiante Diego Boneta resulta demasiado empalagoso, al punto de ser un poco cansino en el momento que la película se alarga para profundizar en poco interesantes dramas personales cortesía de Justin Theroux (‘Tropic Thunder’, ‘Iron Man 2’) y su flojo guión cargado de una gran cantidad de clichés.

A pesar de esto el repertorio de canciones logra con mucho esfuerzo mantener el interés en seguir hacia adelante, pero realmente son los actores secundarios quienes logran entretener con sus escenas, en donde vemos cantando a la siempre hermosa Catherine-Zeta Jones y una divertida, pero poco aprovechada, dupla conformada por Alec Baldwin y Russell Brand, quienes por lo menos no corren el destino de Bryan Cranston, uno de los mayores desperdicios en esta producción, tanto así que es más destacable el cameo de Eli Roth.

Es Tom Cruise, una vez más aceptando personajes fuera de su zona de confort, quien literalmente se roba todo este show con el personaje de Stacy Jaxx, una especie de Axl Rose, lleno de vicios, excentricidades y tratando de recuperar su gloria perdida. Resulta divertido el acercarse a este músico, y sus números musicales son los mejores por lo que su presencia es clave para que esto no colapse.

Si quisieron que esto sea una especie de homenaje a esta música y época en particular no hay duda en que fracasaron rotundamente, y con la excepción de un par de actores, el resto del elenco y el mismísimo guión no logran transmitir su pasión por el rock y su estilo de vida. Lastimosamente esto al mezclarlo con una cursi historia de amor esto termina siendo un flojo tributo musical al rock de los ochenta para la generación Glee.

 2,5/5
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