En los últimos años el modelo de negocio por excelencia de Hollywood se encuentra basado en remakes y secuelas cuyos estrenos por lo general comprueban la mala idea que fue realizarlos desde un principio. Esto ocurre cuando los estudios y directores subestiman a la audiencia y lo que hacen es repetir la fórmula original perdiendo la oportunidad de hacer algo más elaborado y efectivo. Hay algunos aciertos, pero mayor es la lista de fracasos en donde desde este año se debe incluir a ‘Conan the Barbarian’.

Para quienes crecieron en los ochenta recordarán la primera adaptación de esta historia la cual fue protagonizada por Arnold Schwarzenegger en 1982 y que sin duda no solo marcó su carrera sino que hizo de este guerrero un personaje recordado, cuya historia en estos días puede resultar caricaturesca y con algunas fallas pero en su momento dejó una fuerte huella. Después de casi 30 años una vez más se busca contar la historia de Conan, y esta inicia de una manera interesante al mostrar con mayor detalle el origen de este bárbaro cuya sed de venganza deja listo el camino para sus aventuras y enfrentamientos.

Pero más allá de la introducción el director Marcus Nispel, responsable de ‘Pathfinder’ y el remake de ‘Friday the 13th’, no logra mantener el interés en esta historia la cual una vez que pasan los años y Conan crece todo empieza acelerarse bruscamente sin mayor explicación, dejando a un lado la oportunidad de mejorar esta historia la cual hace que ‘Prince of Persia: The Sands of Time’ luzca como como un gran película de aventura. En el camino lo que hace el director es tratar de ocultar los evidentes problemas del guión con algo de acción que aunque no es del mejor nivel si hace gala de un bienvenido exceso de sangre, crudo tono que se encuentra muy acorde a lo que se espera de un guerrero bárbaro.

Pero ni toda la acción del mundo resulta capaz de ocultar la mala elección del protagonista, rol que cayó en manos de Jason Momoa, un actor que inició su carrera en ‘Baywatch: Hawaii’ y ahora último apareció en la serie ‘Game of Thrones’. Es posible decir que su talla y músculos son los adecuados para el personaje, pero físicamente es en lo único que acertaron ya que su floja actuación deja mucho que desear. Talvez esto se perdonaba en los ochenta, pero son otras épocas ahora y es decepcionante ver a este actor tratar de hacerse el forajido imitando la voz ronca del Batman de Christian Bale, pero lo que termina siendo realmente lo peor es la ridícula decisión de ponerle a Conan delineador de ojos (guyliner).

En el camino hay algo de buenos efectos pero se presenta el total desperdicio de Stephen Lang como el villano y Ron Perlman como el padre de Conan, cuya presencia constrasta con los personajes de Rachel Nichols, quien nunca logra tener química con Conan, y finalmente Rose McGowan con su poco elaborado maquillaje.

Al final realmente resulta decepcionante el haber tenido que esperar tantos años por una nueva versión de Conan, para que termine siendo algo bastante flojo y casi rayando en el aburrimiento, siendo otro de esos casos en que Hollywood deja escapar una interesante oportunidad.

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