Al hablar del futuro una de las primeras cosas que se vienen a la mente son los robots, máquinas avanzadas que facilitarán nuestras vidas, y aunque Hollywood suele hacer que estas se transformen en amenazas para los humanos, muchas veces estos espectáculos mecanizados carecen de corazón, algo que le sobra a ‘Real Steel’, una tremenda sorpresa que ha tomado desprevenido a todo aquel que esperó una simple mezcla entre ‘Transformers’ y ‘Rocky’, comparación que no le termina de hacer justicia.

Basada vagamente en ‘Steel’, un corto relato de 1956 escrito por Richard Matheson, responsable de otras historias como ‘I Am Legend’ y ‘The Box’, aquí se presenta un futuro no muy lejano en el cual la violencia en los deportes ha sido prohibida, por lo que estos deportistas son reemplazados por poderosos robots. En medio de estos enfrentamientos se encuentra Max, uno de estos obsoletos boxeadores quien se encuentra tratando de ganarse la vida manejando robots desde afuera del ring. Mientras atraviesa por tiempos difíciles este descubrirá que tiene un hijo de 11 años con el cual encuentra un viejo robot que no solo los llevará a las grandes ligas de este deporte, sino que terminará uniéndolos.

La verdadera razón de tanta sorpresa viene dada por el hecho de que a pesar de que el trailer se vendió muy bien, no terminaba de convencer la presencia del canadiense Shawn Levy como director, ya que su carrera ha estado enfocada en el entretenimiento ligero por así categorizar a películas como ‘Big Fat Liar’, ‘Cheaper by the Dozen’, ‘The Pink Panther’, ‘Night at the Museum’ y ‘Date Night’. Pero el productor Steven Spielberg de seguro vio algo más y confió en Levy quien no decepciona al montar una película de deportes, con suficiente drama y espectacularidad con la cual logra un verdadero ejemplo de entretenimiento familiar.

El futuro es bastante convincente y no pierden el tiempo con vehículos voladores, ni tecnologías que quiten la atención a la historia, aquí los personajes y sus relaciones tienen mucho que ofrecer, al igual que sus protagonistas donde Hugh Jackman y el joven Dakota Goyo establecen un vínculo que va guiando la historia, donde la presencia de la simpática Evangeline Lilly complementa la complicada vida de estas tres personas cuyos destinos se encuentra ligados de una u otra forma a Atom, el robot sobre el cual depositan su confianza.

Los robots no son autónomos, son controlados por las personas, pero una vez en el ring estos mágicamente cobran vida y desatan un intenso espectáculo de impecables efectos visuales en donde cada enfrentamiento es hermosamente coreografiado, algo que solo fue logrado gracias a la decisión de utilizar la tecnología de captura de movimiento de boxeadores profesionales supervisados por la leyenda del box, Sugar Ray Leonard. Aquí no hay mucho lugar para bruscos movimientos de cámara, ni ediciones frenéticas, aquí dejan a la audiencia disfrutar de buenas peleas, en donde Atom y sus brillantes ojos reflejan los sueños de quienes vienen desde abajo con pocas probabilidades pero con mucho coraje para enfrentar sin temores a peligrosos adversarios, tal cual como lo hizo en su momento Rocky Balboa, personaje a cuyas películas se les rinde un claro homenaje, tanto así que la última pelea es una recreación del enfrentamiento entre Rocky y Drago en ‘Rocky IV’.

El minuto a minuto de las peleas está lleno de acción y tensión, mientras suena una inspiradora banda sonora de Danny Elfman mezclado con un poco de Eminem y otros artistas, música que acompaña en todo el drama que viven los personajes mientras estos depositan toda su esperanza en Atom, razón por la cual se sufre con cada golpe, ya que estas peleas llegan a involucrar a la audiencia como si se tratara de un deporte verdadero, a tal punto que después de cada round dan ganas de levantarse a aplaudir y festejar.

Esta historia de segundas oportunidades se ha inspirado en algunas películas como ‘Rocky’ y ‘The Iron Giant’, por lo que esta puede ser algo predecible, pero esto realmente termina siendo un detalle sin importancia ya que en el camino va construyendo su propia personalidad con la cual es capaz de hacer reír, emocionar y sufrir, todo gracias al enorme corazón que funciona como el poderoso motor de esta entretenida historia la cual tiene mucho que contar, razón por la cual un segundo round es más que bienvenido.

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