Una vez finalizada la memorable trilogía de ‘X-Men’, e inclusive con una tercera parte que dejó a un lado la complejidad que había alcanzado la historia por entretenimiento más ligero, la verdad es que se sintió un gran vació en el Universo Marvel, algo que realmente no es admisible en un momento en el cual el género de superhéroes tiene más fuerza que nunca. Para fortuna de todos los fanáticos en Hollywood aún no están listos para dejar a esta franquicia la cual se ha hecho merecedora de una precuela que vuelve a poner muy en alto la mitología detrás de estos mutantes.

Regresando en el tiempo hacia el momento exacto en que Brian Singer, ex-director de la saga y ahora productor de esta película, nos sorprendió con un joven Erick Lehnsherr en medio de un campo de concentración, esta historia recrea esta sombría escena y sigue desarrollando sobre esta situación con la cual nos presentan a Sebastian Shaw, un nazi, quien después de varios años, específicamente 1962, empieza a armar un maquiavélico plan para llevar al mundo hacia una guerra nuclear. En medio de este conflicto, Charles Xavier, recién graduado en genética, une sus fuerzas con el antiguo sujeto de pruebas de Shaw, Erik Lehnsherr, y juntos reclutarán a jóvenes mutantes con quienes enfrentarán a este poderoso enemigo.

Después remover los cimientos de las películas de superhéroes con ‘Kick-Ass’, el director Matthew Vaughn, también responsable de ‘Layer Cake’ y ‘Stardust’, es sin duda la mejor opción para retomar esta franquicia, en la cual estuvo a punto de participar dirigiendo ‘X-Men: First Class’. Bien dicen que más vale tarde que nunca, y esta espera trae consigo varias sorpresas ya que junto a su habitual guionista, Jane Goldman, y basados en una historia de Sheldon Turner (“Up in the Air”) y Singer, estos montan una espectacular historia de origen, la cual logra encajar casi a la perfección con la trilogía original, y mejor aún con la historia mundial, al involucrar estas revelaciones de mutantes en medio de la Guerra Fría y la crisis de los misiles en Cuba.

El hecho de que todo se desarrolla en 1962, el contexto político tiene un fuerte peso en la puesta en escena de la película ya que esta posee varios elementos que hacen referencia al espionaje, la milicia y los secretos de la época, rasgos que también se ven reflejados en un estilo retro, el cual va desde la tecnología hasta llegar inclusive a los clásicos trajes de este equipo que a su vez debe enfrentar las consecuencias de la segregación racial, tema que siempre sirvió para profundizar en esta historia y sus personajes, seres evolucionados que hacen sus primeras apariciones públicas.

Como eje central de esta historia se encuentra la relación que se va formando entre Charles Xavier y Eric Lehnsherr, una amistad que es construida en poco tiempo, pero que gracias a la actuación de James McAvoy y Michael Fassbender, esta resulta muy convincente, tal cual como en su momento lo lograron Patrick Steward e Ian McKellen. Lo interesante es que a pesar de traer la esencia de sus versiones mayores, ambos logran profundizar en las personalidades de estos jóvenes llenos de sueños, pero también de ira, como es el caso de Fassbender, quien tiene entre sus manos a uno de los personajes más destacados de esta saga y quien logra robarse esta película al mostrar los conflictos internos que lo llevan a poner en duda los planes de paz de su amigo.

Tomando en cuenta que la película se trata de la formación de un equipo, la cantidad de personajes es vital para contar una historia ordenada, y aprendiendo del caos que resultó ‘X-Men Origins: Wolverine’, aquí logran manejar de la mejor manera a los personajes principales y a los discretos (pero emocionantes) cameos, que aparecen durante los 132 minutos de duración, en los cuales no se termina de desarrollar a cada uno pero logran hacer que la mayoría aporte lo que la historia necesita de ellos, y así vemos desfilar a Moira MacTaggert, Beast, Banshee, Darwin, Havok, Riptide, Azazel, Angel y Emma Frost. Quienes si tienen más tiempo en pantalla son Jennifer Lawrence como una Mystique llena de dudas sobre su identidad, la cual contrasta con Kevin Bacon como un excelente villano que le combina muy bien al convulsionado mundo que presentan.

Minuto a minuto el ritmo no hace otra cosa que ir en ascenso, y no se ha escatimado en incluir más violencia de lo acostumbrado en los diferentes enfrentamientos que se dan a lo largo del camino, pero es hacia el final en donde se desatan las escenas más intensas, en primer lugar a nivel de acción, donde se hace un gran despliegue de efectos visuales que ponen a volar la imaginación, pero que a su vez se empiezan a llenar de una fuerte carga emocional que es desatada en un impactante final donde la inevitable separación de estos amigos deja confirmadas las creencias de cada uno, y su destino en la vida.

A pesar de tantos adornos con los que cuenta esta historia, el talento de Vaughn nunca pierde su rumbo y termina como siempre contando una genial historia, la cual encuentra el equilibrio adecuado para entretener al máximo mientras se profundiza con mucho respeto dentro de esta saga, la cual se merece una precuela de este calibre, y que desde ya se la puede señalar como un clásico dentro de este género de superhéroes.

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